BIXI en el Gran Área metropolitana de Montreal: el éxito de la integración metropolitana a gran escala

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Tras haber superado los 500 millones de viajes realizados en nuestras bicicletas PBSC Urban Solutions, nuestros expertos de PBSC estiman que con esa cifra hemos contribuido a un ahorro de 400 millones de kilogramos de emisiones de CO2. A medida que, día a día, ciudades de todo el mundo se unen al movimiento de bicicletas compartidas de PBSC, ¡celebremos el Día de la Tierra aprendiendo más sobre el impacto climático de la bicicleta! 

Los sistemas de bicicletas compartidas se están convirtiendo en la solución ideal de movilidad sostenible para las ciudades en lo que se refiere al reto diario de reducir las emisiones del transporte. De hecho, como afirma Liv Klingert en el Brussels Times, para ayudar a reducir nuestra huella de carbono, la ONU acaba de aprobar una propuesta para "promover" el uso de la bicicleta, incluyendo su uso compartido.
 
Para entender mejor el alcance y las particularidades del impacto medioambiental de la bicicleta, sobre todo a medida que nuestros estilos de vida urbanos y nuestros hábitos cotidianos cambian hacia comportamientos más sostenibles, pensemos en algo tan simple como el hecho de que cada vez que un habitante de la ciudad elige desplazarse en bicicleta en lugar de en otro medio de transporte, reduce sus emisiones de carbono. ¿Pueden estas pequeñas decisiones tener un impacto relevante en el medio ambiente? Aunque la pregunta parece compleja, creemos que la respuesta es sencilla: sí.

¿Por qué elegir la bicicleta compartida como solución de transporte sostenible? 

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se ahorra un kilogramo de emisiones de CO2 por cada 7 kilómetros que una persona recorre en bicicleta, en lugar de conducir en coche. El mismo artículo de la ONU afirma que se ahorran 150 gramos de CO2 por cada kilómetro recorrido en bicicleta en lugar de en coche. Resultados similares encontramos en el informe anual de CoMoUK sobre los sistemas de bicicletas compartidas en el Reino Unido, que señala que los usuarios de bicicletas compartidas pueden reducir potencialmente las emisiones de carbono en el equivalente semanal de aproximadamente 1 kg de CO2, o 5,95 km conducidos en coche. 

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Si nuestras pequeñas decisiones diarias pueden contribuir a la lucha contra el calentamiento global, el futuro de la movilidad sostenible parece brillante. Como pioneros en el uso compartido de bicicletas, nos sentimos muy orgullosos de ser protagonistas en el continuo crecimiento del ciclismo urbano en todo el mundo, a medida que la gente descubre el impacto positivo del uso de la bicicleta como medio de transporte. El uso compartido de la bicicleta no sólo ayuda a proteger el medio ambiente, sino que puede mejorar la movilidad de la población, las infraestructuras de transporte público y reducir la congestión del tráfico, al tiempo que proporciona un modo de transporte saludable y sostenible para los habitantes de la ciudad. 
 
Todos estos factores son muy importantes para nuestro futuro. El Pacto Verde Europeo afirma que el transporte representa cerca de una cuarta parte de las "emisiones totales de gases de efecto invernadero" en la Unión Europea y explica que las emisiones relacionadas con el transporte tendrían que reducirse en un 90% para cumplir su objetivo de 2030 de reducir las emisiones totales en al menos un 55% (respecto a los niveles de 1990). Para lograr este objetivo, entre las propuestas de la Comisión Europea recientemente implementadas se encuentra un nuevo "Marco de Movilidad Urbana para el transporte público, los desplazamientos a pie y en bicicleta".  

La vuelta al mundo con PBSC: cómo las ciudades y los países promueven el uso de la bicicleta 

De hecho, ciudades y países de todo el mundo están poniendo en marcha iniciativas para apoyar el uso de la bicicleta como modo de transporte urbano sostenible: desde la construcción de carriles bici hasta la integración de las bicicletas compartidas en el transporte público, pasando por la introducción de legislación y financiación.
 
Veamos, a modo de ejemplo, nuestro sistema de autoservicio de bicicletas en la histórica ciudad rumana de Sibiu, que encaja perfectamente con las iniciativas de sostenibilidad de la ciudad. Para cumplir su objetivo de reducir las emisiones de CO2 en un 20% de aquí a 2030, la ciudad de Sibiu quiere que el 40% de sus desplazamientos se realicen en bicicleta o a pie y está construyendo carriles bici para fomentarlo.

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El uso compartido de bicicletas también está creciendo rápidamente en América Latina, como demuestran nuestros populares sistemas en Brasil, Argentina, México y, próximamente, en Bogotá (Colombia), donde el gobierno está promoviendo el uso de la bicicleta como solución de transporte sostenible. A modo de ejemplo, según el artículo de Leszek J. Sibilski y Felipe Targa, el 10% de las plazas de aparcamiento de los edificios públicos se reservan para las bicicletas, y los funcionarios tienen medio día libre por cada 30 días que se desplacen en bicicleta
 
En Norteamérica, nuestro sistema de bicicletas compartidas de Toronto se ampliará en los próximos cuatro años hasta las 10.000 bicicletas (2.000 de ellas eléctricas) y 1.000 estaciones inteligentes. Los objetivos climáticos de la ciudad (adoptados en 2021 por el Ayuntamiento de Toronto) incluyen iniciativas de transporte sostenible, entre ellas el objetivo de que "el 75% de los desplazamientos de menos de 5 km (a la escuela o al trabajo, por ejemplo) se realicen a pie, en bicicleta o en transporte público" para 2030. Según un informe de la CBC, en los próximos años se añadirán 100 kilómetros más de carriles bici a la infraestructura de la ciudad.
 
Por último, en Estados Unidos, según el artículo de Skip Decant en Mass Transit, el nuevo presupuesto de la administración Biden ha comprometido 142.000 millones de dólares para el transporte, lo que incluye la posibilidad de financiar iniciativas para ciclistas y peatones.

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Todos estos datos ponen de manifiesto los beneficios medioambientales de los sistemas urbanos de bicicletas compartidas como modo de transporte sostenible y de referencia para los desplazamientos diarios cortos. ¿Pero, qué pasa con los viajes más largos?
 
El mencionado estudio de CoMoUK indica que las bicicletas eléctricas son otra forma muy eficaz de reducir el uso del coche y, por tanto, las emisiones de carbono. A modo de ejemplo, el estudio indica que el 34% de los encuestados (que usan e-bikes) confirmaron que usan e-bikes en lugar de coches o taxis para viajar ocho kilómetros o más a la semana. En PBSC, también podemos aportar un dato: ¿sabías que se han realizado 14 millones de viajes en las más de 8.000 bicicletas eléctricas E-FIT y BOOST desplegadas en más de 18 ciudades hasta la fecha?

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De hecho, la introducción de las bicicletas eléctricas en los sistemas de bicicletas compartidas hace que el uso de la bicicleta sea accesible a un mayor número de personas, de diferentes edades o capacidades y estado de forma, incluyendo aquellas que podrían tener dificultades para utilizar una bicicleta normal.  
 
Cómodo, agradable y sostenible, el uso compartido de la bicicleta es beneficioso para las ciudades, los ciudadanos y el planeta.

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