Interesante mesa redonda de PBSC en Autonomy Mobility 2024

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El equipo PBSC en Autonomy 2024

La bicicleta compartida explicada, desde sus inicios en la Europa de los años 60 hasta su uso en la mayoría de las grandes ciudades del mundo en la actualidad.

Bicicleta compartida: Historia y evolución

El proceso de urbanización se está acelerando en todo el mundo, pero lleva experimentando un elevado crecimiento durante muchos años. Las ciudades evolucionan y cambian para ofrecer a las personas la comodidad que necesitan. Hoy en día se habla mucho de ciudades inteligentes y de “ciudades de 15 minutos” que apoyan la infraestructura para un crecimiento sostenible. Para que esto sea posible, las principales ciudades, que cuentan con elevadas poblaciones, están readaptando sus infraestructuras para fomentar una mayor accesibilidad, permitir que los aumentos de la población no supongan sacrificar calidad de vida y esforzarse por ser más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente 
 
Sabemos que el sector del transporte, y en particular el transporte por carretera, es uno de los sectores más contaminantes del mundo. De hecho, sólo el transporte por carretera supone casi el 30% de las emisiones mundiales de CO2. Entonces, ¿cuál es el futuro del transporte urbano? Con el avance de las iniciativas de movilidad sostenible, como el uso compartido de coches, los programas de bicicletas urbanas, la micromovilidad con asistencia eléctrica como las e-bicis, los patinetes eléctricos y el transporte público híbrido o totalmente eléctrico, podemos afirmar que las ciudades se han replanteado los modos de transporte. Los sistemas de bicicletas públicas compartidas no son nuevos, ya que existen desde los años 60, pero han experimentado un enorme aumento de popularidad y uso en la última década. Al fin y al cabo, el uso compartido de bicicletas propone una alternativa sostenible y saludable para el planeta y sus habitantes.  

 "La micromovilidad compartida sigue siendo uno de los medios más accesibles y sostenibles para desplazarse."

Aunque ya existen muchas alternativas al automóvil personal, como el transporte público y el coche compartido, la micromovilidad compartida sigue siendo uno de los medios más accesibles y sostenibles para desplazarse. La micromovilidad ofrece una gran solución: desplazarse utilizando vehículos ligeros, como bicicletas o patinetes compartidos, que contaminan muy poco o nada. 
 
Según un estudio de la ADEME, la agencia francesa para la transición ecológica, para un viaje diario de casa al trabajo de 2 kilómetros, el coche es el modo de transporte más contaminante (221 kg de CO2 en un año), seguido del autobús y la moto. En cambio, los desplazamientos a pie y en bicicleta son los modos de transporte menos contaminantes, con emisiones de CO2 de 0 kg. 

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*Según un estudio de ADEME

En las zonas urbanas, las bicicletas, compartidas o no, parecen ser la mejor alternativa en respuesta a la emergencia climática. Los residentes disponen de diferentes opciones: comprar su propia bicicleta, alquilarla, o utilizar las bicicletas compartidas. Esta última opción, que se está desarrollando en ciudades de todo el mundo, es práctica y muy apreciada por sus usuarios, por las muchas ventajas que ofrece. 

Los Beneficios de los sistemas de bicicletas compartidas (Bike Sharing)   

Un sistema de bicicletas compartidas consiste en poner a disposición de los habitantes de una ciudad bicicletas y/o bicicletas eléctricas para que puedan alquilarlas para sus trayectos, ya sean cortos o largos. En concreto, las bicicletas compartidas se utilizan para ir al trabajo, al gimnasio, al colegio, para quedar con los amigos, etc. Para ello, existen numerosas estaciones distribuidas estratégicamente por la ciudad, cerca de los lugares públicos más frecuentados, lo que permite a la gente alquilar y devolver las bicicletas de forma fácil y asequible de un centro de movilidad a otro. Coger una bicicleta de una estación y dejarla en otra es tan fácil como desbloquearla con el teléfono, montar en ella y simplemente aparcarla en una estación cercana a tu destino. La mayoría de los programas de bicicletas compartidas son accesibles a través de sus propias aplicaciones móviles.   

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¿Cómo funcionan los sistemas de bicicletas compartidas? 

Para utilizar un servicio de bicicletas compartidas, los usuarios pueden optar por adquirir un abono y simplemente coger una bicicleta cuando lo necesiten o pueden optar por pagar en cada viaje. Aunque los sistemas de bicicletas urbanas tienen un coste, siguen siendo una solución muy asequible en comparación con otros medios de transporte urbano. El coste de un abono de bicis compartidas suele ser menor que el de un abono de transporte público, y por supuesto mucho más barato que la compra y el mantenimiento de un coche. En muchas ciudades, como en el sistema de bicicletas compartidas BIXI de Montreal, puedes utilizar tu tarjeta de transporte público para alquilar también bicicletas en las estaciones. 
 
Podrías preguntarte: ¿por qué no comprar mi propia bicicleta en lugar de alquilarla? Utilizar un sistema de bicicletas compartidas ofrece ventajas en términos de coste y seguridad. Por ejemplo, el operador se encarga del mantenimiento y la reparación de las bicicletas. Además, no tienes que preocuparte de que te roben la bici porque no te pertenece. Es una preocupación menos ya que que cada año se roban más de 2 millones de bicicletas en Norteamérica, es decir, una bicicleta cada 30 segundos. 

 " Ir en bicicleta una vez a la semana durante todo un año en lugar de utilizar el coche ahorra media tonelada de CO2 "

El uso compartido de la bicicleta es ante todo ecológico, como ya sabemos. Y para demostrarlo, debes saber que ir en bicicleta una vez a la semana durante todo un año en lugar de utilizar el coche ahorra media tonelada de CO2, el equivalente a un viaje en avión de Nueva York a Londres. Usar la bicicleta significa menos contaminación atmosférica. También significa menos contaminación acústica porque la bicicleta es menos ruidosa que los vehículos de motor, lo que mejora la calidad de vida en la ciudad. Otra ventaja que mejora la calidad de vida de los residentes urbanos es la reducción de la congestión del tráfico en la ciudad.  
 
La bicicleta es una solución ideal para los desplazamientos urbanos locales. Se considera el modo de desplazamiento más eficiente para los viajes de menos de 5 km. El 40% de los viajes diarios realizados en coche son de menos de 3 kilómetros. Esto es sencillamente insostenible, sobre todo si se tiene en cuenta que la distancia se puede hacer más rápidamente en bicicleta que en coche durante las horas de tráfico, incluyendo el aparcamiento. Y sin embargo, el coche sigue siendo el modo de transporte urbano más común, a pesar de que, como hemos dicho, uno de cada dos viajes realizados sea inferior a 3 km. El mercado sigue teniendo un reto importante: desarrollar la cultura de la bicicleta, sobre todo en el ámbito urbano y para los trayectos más cortos. Hay que fijarse en el ejemplo de las ciudades que han tomado la iniciativa, como Barcelona, Londres, Toronto y tantas otras. 

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Por último, es importante no olvidar que la práctcia del ciclismo tiene beneficios para la salud, ya que es un ejercicio físico. Según un estudio, montar en bicicleta durante 30 minutos al día reduce el riesgo de enfermedades como problemas cardiovasculares, la diabetes, el cáncer o el estrés entre otras. Por otra parte, según otros estudios recientes, montar en una bicicleta eléctrica asistida también es una forma de hacer ejercicio. Los responsables de transporte de las ciudades deben seguir colaborando con las empresas de bicicletas compartidas para acelerar la cultura del ciclismo y el uso de sistemas de micromovilidad compartida por encima del coche. Al fin y al cabo, las ventajas de las bicicletas compartidas las convierten en una increíble inversión a largo plazo a la hora de modernizar la movilidad urbana de la ciudad.  
 
La bicicleta compartida es un sistema asequible y saludable, tanto para el planeta como para los usuarios. Es una solución práctica para las personas que no tienen vehículo propio. Además, la bicicleta es una forma de divertirse mientras se disfruta de una bocanada de aire fresco, de desplazarse más rápidamente y evitar el estrés de los atascos, de hacer algo por el planeta y de mejorar la condición física. Todo ello ha logrado animar a cada vez más gente a adoptar la bicicleta como medio de transporte. Optar por una flota de bicicletas compratidas implica convertirse en una ciudad más organizada e inteligente, a la vez que ofrece a los ciudadanos una alternativa para que también puedan actuar sobre su propia huella de carbono. 
 
Muchas ciudades del mundo ya han optado por la implantación de sistemas de bicis compartidas. Ciudades como San Sebastián, Quebec, Honolulu, Valencia entre muchas otras. De hecho, en el mapa mundial de las bicicletas compartidas se enumeran todos los sistemas de bicicletas compartidas del mundo y, como podemos ver, son muchos, ¡por eso es tan atractivo el bike sharing! 

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